Si no arriesgas, no ganas

La vida está para arriesgar y sino arriesgas; pierdes. La frase conocida, que todo el mundo sabe y que está más que repetida es que el que no arriesga no gana. Pero ahí falta una parte de verdad.

Si no arriesgas pierdes muchas oportunidades; pierdes la posibilidad de aprender; pierdes la capacidad para cambiar; pierdes ese empujoncito que te falta para enfrentarte y perder todos tus miedos; pierdes esa fuerza que te ayudará a arriesgarte la próxima vez.

Si te arriesgas, ganas. No necesariamente aquello por lo que te arriesgaste puede salir bien, en ocasiones sí, pero no estamos acostumbrados a ello. Pero lo que ganas es mucho más valioso: aprendizaje, orgullo, satisfacción, experiencia, fuerza y, un sinfín de cosas. Lo que resumo de todo lo valioso y que tiene que persistir entre todos nosotros es ese “entusiasmo por la vida”. Esas ganas de comerte a todos con tal de perseguir tus sueños, de conseguir tus metas. En definitiva, TÚ futuro.

¿Qué es lo que te lleva a asumir ese riesgo? El éxito solo es posible cuando te arriesgas. Cuando te enfrentas a tus miedos sin pensar en el qué pasará. Cuando las ganas le pueden al miedo.

Esta es mi respuesta. La pregunta no es si te vas a arriesgar o no. No hay otra forma de crecer que no sea arriesgando cosas. No hay otra forma de avanzar que implique la posibilidad de perder algo.

Arriésgate a sonreír sin pensar en el qué dirán los que opinen que es ridículo hacerlo sino hay motivos. Hay gente que no sabe que sonreír sin motivo alguno es algo que nos mantiene felices.

Arriésgate a decir algo sin miedo a que los demás se opongan. Todos somos libres de expresar nuestras ideas.

Arriésgate a amar, aunque puede que no siempre seas correspondido.

La cuestión es que estés dispuesto a arriesgar. Piénsalo.

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